Actualizado el 16 de febrero de 2016.
Igual que algunos chistes, ciertos temas filológicos nunca pasan de moda. Uno de ellos es el de la tilde (o no) de «solo» cuando es adverbio.
El debate surge a raíz de que la mayoría de hispanohablantes, como lo aprendieron con tilde, defienden acérrimamente su mantenimiento, saltando a la palestra con ejemplos —más o menos rebuscados y a veces escandalosamente ridículos— para demostrar lo indispensable que es la tilde de «solo» en función adverbial para evitar la confusión con «solo» en función adjetiva.
Para los más despistados, es menester repasar brevemente la teoría:
- «solo» = «solamente», adverbio, llevaba tilde; ahora se recomienda no ponerla en ningún caso, aunque la gente insiste en mantenerla;
- «solo(s)» ↔ «sola(s)», adjetivo, nunca ha llevado ni ahora lleva tilde; aquí nada nuevo bajo el sol.
Uno de los ejemplos que se suelen traer a colación es el siguiente:
(1) Me tomé un café solo.
Esta oración puede significar, en principio, dos cosas:
(2) Me tomé un café (estando yo) solo.
(3) Me tomé un café solo (= un café al que no se le añade nada, black coffee que dicen los ingleses).
Vale, la duda parece razonable: hay un riesgo real de confusión. La cuestión es que, mire usted por dónde, en las dos interpretaciones el «solo» realiza una función adjetiva, así que ni antes ni ahora se le pondría tilde.
Para demostrarlo, primero recordaremos algo básico de gramática, para que a nadie le coja a trasmano la explicación. En español, los adjetivos concuerdan en género y número con el sustantivo al que acompañan, es decir, si yo digo «el niño», el adjetivo ha de ser «bueno»; «la niña», «buena»; «los niños», «buenos»; «las niñas», «buenas».
Vemos, pues, que, si el hablante de la interpretación (2) es, en realidad, una hablante, dirá:
(2′) (Yo, María,) me tomé un café sola.
Por tanto, en esta interpretación, «solo» es un adjetivo que se refiere al sujeto y, como tal, nunca habría llevado tilde.
En la interpretación (3), el adjetivo «solo» va acompañando al sustantivo «café». Si en vez de tomarme un café solo (masculino) me estuviera tomando un «agua sin nada más» (femenino), diría:
(3′) Me tomé un agua sola.
Si hemos tenido que cambiar «solo» de género cuando el sustantivo es de otro género es porque ese «solo» realmente era un adjetivo.
Alguno, por seguir a porfía, dirá que la oración también puede interpretarse así:
(4) Me tomé un café solo (= un café y nada más).
Y es posible, pero, en ese caso, el orden natural (insisto en el énfasis de «natural») de la oración es el de poner el adverbio lo más pegado posible al verbo:
(4′) Solo me tomé un café.
Por no hablar de la posibilidad de usar el sinónimo «solamente», el contexto y, sobre todo, la lógica.
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«Me tomé un café solo, sin tilde», de delcastellano.com.